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domingo, 28 de abril de 2019

Guardo en mis manos tesoros, que yo misma no puedo ver...
Escondo perfumes del antaño; piel vieja, con olor a miel.
Aromas futuros, intenso almizcle de viento y sal.
El color de tus mejillas teñidas de carmesí y el azul oscuro de una noche que no tuvo fin.

Guardo la caricia de mil sonrisas que en cascada se convierten en carcajada.
El roce de tus alas, cuando no sabías que comenzaban a despuntar.

Mis manos covijan lágrimas de pechos ajenos y penas propias, que me son tan ajenas...
Conciencias tranquilas y agitados sueños;
Mariposas que revolotean, espinas y pétalos...

Imaginan historias, cuentan cuentos...
De puertas abiertas, hacen paraisos secretos.

Si las miras atentamente...

Eva Hernández

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