Me siento en el regazo del destino
Rogándole a lo divino
Que no separe el tuyo del mío
Resbala entre mis dedos aquello que no tengo
Y cuento los golpes de viento,
Las piedras del suelo,
y hasta la sangre que bombeo...
Mientras retengo el aliento
Para que tú tengas mucho más.
... y todo se convierte en cielo
Cuando de nuevo te veo:
El color de las mejillas
en sintonía con el latido del pecho.
Sonrisas que se besan...
vestidas de tranquilidad.
Eva Hernández