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sábado, 2 de mayo de 2015

A MI MADRE (a la que encendió mi luz)




La dureza de su fragilidad
talló mi personalidad
sin cincel.
A golpe de besos,
abrazos y risas...
Con la música de sus consejos
y la danza de su zapatilla.

Los mejores momentos:
en sus brazos
Los peores se marchitaron en su pecho.

Aliento que rompe el hielo
no hay palabra callada...
ni sentimiento sin gesto.

Te pienso noche y día
eres de todos
y sólo mía.

Eva Hernández