Me dicen que prescinda de adjetivos.
Verbo y sustantivo,
descarnados, sin pétalos.
¿Por qué ignorar el reflejo plata de la luna bañando mi lujurioso pecho?
Debo conformarme con vasos vacíos, con la ausencia de cristalinas y puras aguas.
Con silencios mudos, sin mansos recuerdos, ni obscenos pensamientos.
Debo olvidar los tonos, que dan sentido a mi alegría y regocijo a mis penas...
Desatender coquetas estrellas, vestidas para enamorar a la oscura noche.
Comprometerme a bajar la vista ante el perfume de hojas secas...
Pasar de largo, al cruzarme con una incipiente y fresca primavera.
¿Por qué reducir a grises cenizas, las ávidas llamas, que laten aquí dentro, en esta hambrienta hoguera?
Eva Hernández
jueves, 28 de noviembre de 2019
martes, 19 de noviembre de 2019
Días de otoño,
Cuando sacábamos soles de las pestañas.
Cuando el único abrigo era el aleteo no reconocido de pecho a garganta.
Cuando la magia de las manos, hogueras carmesis levantaban...
¿Te acuerdas?
Las tardes se convertían en noches, y las noches en madrugadas...
¿Te acuerdas
de la lluvia sin necesidad de paraguas?
Eva Hernández
Cuando sacábamos soles de las pestañas.
Cuando el único abrigo era el aleteo no reconocido de pecho a garganta.
Cuando la magia de las manos, hogueras carmesis levantaban...
¿Te acuerdas?
Las tardes se convertían en noches, y las noches en madrugadas...
¿Te acuerdas
de la lluvia sin necesidad de paraguas?
Eva Hernández
martes, 12 de noviembre de 2019
Anida en mis rincones una luz;
Sé que es luz, porque piso una sombra, y proviene de ahí... Hace menos frío y huele a olas que vienen y van entre canciones silvadas por el viento.
Unas alas se reflejan en un espejo que no puedo ver. Brotan sin prisa de un aguerrido hueco, dibujado en un arrugado trozo de papel.
Luz tenue, ni fría ni cálida... que se esparce en rayos de esperanza.
Los rincones se convierten en cajones abiertos y los secretos se revelan, ruedan sobre si mismos y se proponen escucharse unos a otros.
Y la paz flota como pompas de jabón... y los rincones se hacen avenidas y la luz la sonríe la luna, y el sol quiere calentarla después...
Eva Hernández
Sé que es luz, porque piso una sombra, y proviene de ahí... Hace menos frío y huele a olas que vienen y van entre canciones silvadas por el viento.
Unas alas se reflejan en un espejo que no puedo ver. Brotan sin prisa de un aguerrido hueco, dibujado en un arrugado trozo de papel.
Luz tenue, ni fría ni cálida... que se esparce en rayos de esperanza.
Los rincones se convierten en cajones abiertos y los secretos se revelan, ruedan sobre si mismos y se proponen escucharse unos a otros.
Y la paz flota como pompas de jabón... y los rincones se hacen avenidas y la luz la sonríe la luna, y el sol quiere calentarla después...
Eva Hernández
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