sábado, 20 de mayo de 2017
Parir letras y amarlas, va en la misma línea.
Después llega el amamantar;
Un baño de esencia,
una lágrima de tinta.
Soledades impregnadas en aromas a chopo viejo.
Salmones boqueando en la orilla.
Se dan cita
Sí, después de los llantos surgen las caricias
Las sombras hastiadas se echan a dormir,
para que cientos de versos giren como polillas.
Eva Hernández
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