Me enamoré de sus manos, aún cuando todavía no me habían tocado.
Cuando llegaron las ansiadas caricias, ya me las sabía de memoria.
Han pasado los años y con ellos mil cosas, pero ahí sigo hipnotizada con ellas. Procurando cualquier roce por leve que sea...
De sus manos surgieron otras pequeñas, si cabe más bellas. Como yo hice un día se nos agarran con fuerza...
Eva Hernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario