Habita en mi, orilla de arenas blancas;
de miradas que no esconden,
de bocas que aún saben besar.
Habita en mi, orilla de guijarros como perlas;
de pasos derramados,
de versos que dejan huella.
Habita en mi, orilla de escarpados acantilados;
de destinos que disimulan sonrisas,
cuando reta a la tormenta un viento desatado.
Habita en mi, orilla de noches púrpura;
de reflejos de lunas consentidas,
en diminutos charquitos de estrellas.
Eva Hernández
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