Conservo la sal en los labios,
el vaivén en las caderas,
el intenso azul surfeando en las retinas...
¡Bésame las orillas
de todas las forma que puedas!
Sigue hablándome entre susurros, aunque nuestras caras ya no viajen paralelas.
¡Cántame libre...
yo se lo gritaré al viento!
Como cometa envuelta en sueños,
me arrojo a cada ondulante suspiro que me regalas.
¡Como libélula, como gaviota...
...de noche, al alba!
Eva Hernández
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