Nunca llegó a parecerse al juramento de miradas bajo una noche estrellada...
Nunca llegó a parecerse a la casualidad de la brisa alborotando el corazón...
Nunca llegó a parecerse a lo dibujado en una desnuda pared...
No hubo culpables...
Fue el amor que cambió de dirección.
Eva Hernández
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