¡Sonríes! y el mundo se para.
Sonríe tu nariz, tu boca
tus ojos, tu oscura mirada...
Me subo a la curva de tus labios
y me dejo acariciar
por el sonido gutural de tu garganta.
Risa que huele a mar
que me devuelve a los
cuentos de princesas y piratas.
Risa que sabe a balada
nota a nota me emborracha el alma.
...Lo vuelves a hacer, me miras y sonríes
y el corazón del pecho se me escapa...
Eva Hernández
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