Tiritan todos mis paraisos, ante un frío desconocido...
No huele a hielo, ni a ventisca.
No tengo paladar,
tampoco tacto.
Me siento, espero...
¡Abril llueve, limpia febrero!
Esta en mi regazo,
entre los pechos;
desafiando pies y manos.
No hay botones, ni cremalleras,
tampoco charcos.
Me siento, espero...
Abril a ti te llamo...
Eva Hernández
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