Cualquier tarde en un sitio cualquiera
Unos labios jugosos sobre una boca hambrienta.
Besos rellenos de despertares
con sabor a luna llena.
Unas manos vuelan, encendiendo fogatas en humedas arenas.
Dos soledades que se encuentran en un vaivén de caderas.
Ebrios por el dulce néctar
se derraman uno en el otro...
Como la cera caliente de una vela.
Cualquier tarde en un sitio cualquiera
Eva Hernández
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