Un capricho del destino
fue nuestra unión
ni tú me buscabas a mí
ni a tí te buscaba yo
Nuestros ojos se encontraron
sonrieron sin querer
y vieron algo
que nadie más pudo ver
Los labios que no se hablaron
sellaron pactos de amor
cuando por fin se unieron
provocaron una explosión
Las manos hasta encontrarse
fueron recorriendo rincones
que iban sacando suspiros
y desatando pasiones
Todo esto ocurrió
en una mágica noche
en la que sólo la luna se percató
de lo a prisa que latían dos corazones.
Eva Hernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario